miércoles, 4 de mayo de 2016

Ferrocarril del Tajuña, 115 años de la llegada del tren a Morata (III)


Juan Carlos Morillo cedió en 1892 sus derechos a la Compañía del Ferrocarril del Tajuña

La línea de Madrid a Arganda quebró y fue incautada por el estado en 1896

En la entrega anterior vimos como Juan Carlos Morillo, propietario ya de la concesión del ferrocarril entre Madrid y Arganda, había recibido también en 1888 la concesión del ferrocarril desde Arganda a Colmenar de Oreja y el ramal de Morata a Orusco.
Cuatro años después, en 1892, se produce un hecho notable que, en este momento, parecía apuntalar y dar un nuevo impulso al proyecto. Juan Carlos Morillo cede sus derechos en la concesión del ferrocarril que habría de llevar el tren a Morata, Chinchón y Colmenar de Oreja a la Compañía del Ferrocarril del Tajuña, en la que participaba la Societé Generale Pour Favoreser  L´industria Nationale. Esta empresa, formalmente, era una sociedad belga con sede en este país, pero contaba con mayoría de accionistas de origen español y, de hecho, en la escritura de cesión de derechos aparece el marqués de Argelita, Joaquín Escrivá de Romaní, con propiedades e intereses económicos en Morata. Para el futuro de la línea, todavía muy retrasada en las obras, la entrada de esta nueva empresa sería determinante el hecho de que la sociedad belga también tenía intereses en el Ferrocarril Central de Aragón, línea con la que aspiraría en el futuro a confluir el Ferrocarril del Tajuña, desde el ramal de Orusco, y sin olvidar la posibilidad de prolongar la línea desde Colmenar a Valencia.
El traspaso de los derechos, aunque a nivel práctico no significó un avance significativo en el avance de unas obras en las que, reiteradamente, se incumplían los plazos, al menos sirvió para minimizar las consecuencias negativas que para el proyecto habría significado la quiebra que se produjo en 1893 de la compañía propiedad de Juan Carlos Morillo que prestaba servicio entre Madrid-Arganda. Esta quiebra y la caducidad de la concesión provocaron, meses después, que el Estado se incautara de la compañía y que el 27 de julio de 1896 el Ministerio de Fomento entregara la gestión a un Consejo de Incautación presidido por Felipe Massieu y Falcón y en el que actuaba como consejero director Baltasar G. Cremona. 
Felipe Massieu presidente del Consejo de Incautación del Ferrocarril Madrid-Arganda

En estos años de la incautación, la compañía del Ferrocarril de Madrid a Arganda contaba con una plantilla de solo 76 trabajadores para prestar el servicio, 28 kilómetros en total, entre el principio de la línea en Madrid y el final de la misma que en esos años terminaba en Arganda. La precariedad del material móvil y fijo de la línea no ayudó a la economía de esta compañía que, para prestar el servicio hasta Arganda, únicamente contaba con 3 locomotoras, 4 vagones de tercera clase y dos mixtos. Para el transporte de mercancías, otra de las unidades de negocio de la empresa ferroviaria, el parque tampoco era muy extenso: 8 vagones descubiertos, 6 para transporte de ganados y 3 furgones de equipajes. En total, con otras unidades, 53 vagones para un servicio que siempre provocó las quejas de sus usuarios que, justo el año de 1901, antes de la inauguración del tramo hasta Morata, superaron, por poco, los 84.000 viajeros y unos ingresos por este concepto de 98.825 pesetas. En total la compañía incautada ingresó en este año 197.969 pesetas.
Antes de que se aprobara la incautación y la caducidad de la concesión, y pese a estos contratiempos económicos y empresariales, Juan Carlos Morillo, que también sufrió el embargo de bienes debido a esta quiebra de la sociedad de su propiedad, siguió participando en las obras de construcción de la línea hasta Morata y Chinchón en las que a los periodos de actividad sucedían meses de inactividad: si en marzo de 1895 se anunciaba la subasta de obras desde Morata a Chinchón, unos años después, en 1898, estas obras entre los dos municipios estaban técnicamente paradas.
Entre Arganda y Morata las obras también continuaban con un ritmo incierto e irregular desde el comienzo de las mismas tras la concesión definitiva de la línea en 1890. En el transcurso de estas obras ocurrió el primer accidente del que se tiene constancia en la prolongación hasta Morata y el 12 de junio de 1892 morían dos obreros atrapados por un desprendimiento de tierras, según informaba La Iberia al día siguiente:
Desgracia
En las obras del ferrocarril de Arganda a Morata de Tajuña hubo ayer un desprendimiento de tierras, quedando sepultados dos obreros llamados Plácido García y Francisco Paredes. Al ser extraídos ya eran cadáveres.
El mismo día La Época ponía nombre a los fallecidos, naturales de los municipios de Valdilecha y Campo Real:
En el gobierno Civil se ha recibido hoy una comunicación del jefe de puesto de la guardia civil del inmediato pueblo de Arganda participando que en las obras del ferrocarril en construcción que desde dicho pueblo se dirige a Morata de Tajuña, había habido un desprendimiento de tierras y cogido debajo a los trabajadores Plácido García y Francisco Paredes, los cuales fueron extraídos cadáveres. Con tal motivo el Juzgado ha comenzado a instruir diligencias.
Otro accidente, esta vez ocurrido en la cabecera de la línea en la Estación del Niño Jesús empañó la que, según la prensa de la época, iba a ser la llegada, en pruebas de la primera locomotora a Morata. Según El Imparcial del  7 de septiembre de 1893, el estado de las obras permitía ya la llegada de una locomotora a Morata:
Están por terminarse las obras del ferrocarril que desde Morata de Tajuña ha de enlazar con el de Arganda Madrid. Dícese que la locomotora irá por primera vez  a dicha población el día 8 del corriente, coincidiendo este acontecimiento con la tradicional función que en dicho día celebran todos los años en honor de Nuestra Señora de la Antigua.
La inauguración oficial no se hará esperar mucho. Se proyecta la construcción de dos ramales que de Morata de Tajuña han de partir, uno para Chinchón y Colmenar de Oreja, y otro a Perales, Tielmes, Carabaña y Orusco.
De nuevo el optimismo sobre el estado de los trabajos para llevar el tren a Morata impregna una noticia que se publica nada menos que 8 años antes de que el tren, efectivamente, llegara Morata. Por otra parte, un accidente empañó el avance de las obras. En el Diario Oficial de Avisos de Madrid del 10 de septiembre de 1893, se daban más datos sobre el mismo:
En la estación de ferrocarril de Madrid a Arganda, sita a espaldas del hospital del Niño Jesús, ha ocurrido ayer una doble desgracia, que en los primeros momentos se creyó terrible catástrofe.
Hallabánse varios operarios encarrilando una de las máquinas nuevas que han de correr por la línea de Morata de Tajuña, cuando se rompió la cuña de uno de los gatos, resbalando la locomotora y cogiendo en su caída a varios operarios. Las personas que se hallaban en la estación lanzaron un grito de horror, acudiendo presurosas en salvamento de los infelices trabajadores. Dos de ellos, llamados Santos Sánchez y Antonio Cantolla, lanzaban ayes de dolor. Su otro compañero estaba ileso.
Conducidos aquellos a la Casa de Socorro, se les curó, al primero de la fractura de una pierna y otras contusiones, y a su compañero de la fractura de varias costillas. En estado grave fueron conducidos al Hospital Provincial, donde prestaron declaración ante el juez de guardia Sr. Méndez (…).
La llegada en pruebas de una locomotora a Morata no podía, sin embargo, ocultar que el ritmo de las obras no se ajustaba a los planes previstos. En la Diputación Provincial eran conscientes de este retraso y en la sesión del 22 de junio de 1894 uno de los diputados se interesó por el proyecto:
Diputación Provincial
El señor Talavera suplicó a la presidencia que se active la concesión para la construcción del ferrocarril de Arganda a Morata. (Publicado en La Correspondencia de España, 23 de junio de 1894).
La pregunta del diputado provincial no puede sorprender en un momento en que la sociedad constructora de la línea tenía los bienes embargados, debido a sus endémicas dificultades económicas. No obstante, unos meses después, según un anuncio de la Gaceta de Madrid del 31 de marzo de 1895, se subastaban nuevas obras en el trayecto entre Morata y Chinchón, donde ya estaba construido el puente que salvaba el río Tajuña, y un año después, en 1896, ya estaba ejecutado el cincuenta por ciento del proyecto de obras que permitiría enlazar las dos localidades, pero informes de años posteriores resaltan las deficiencias halladas en la ejecución del proyecto. 

 

Gaceta de Madrid en la que se públicó la prórroga de la concesión al Ferrocarril del Tajuña

Con todos los plazos recogidos en la concesión de la línea incumplidos, la empresa, una vez más, recibió con alivio la aprobación de una nueva prórroga para la finalización de las obras.  El 24 de febrero de 1901, en el Diario Oficial de Avisos de Madrid, se publicaba el decreto aprobado por la Cortes que recogía las condiciones de esta nueva prórroga:
Artículo 1º. Se concederá a la Compañía del ferrocarril de Tajuña, concesionaria del de Arganda a Colmenar de Oreja y ramal de Morata a Orusco, una prórroga de dos años para concluir la línea y abrirla a la explotación, a contar desde la fecha de la promulgación de esta ley.
(…) Artículo 2º. Quedará sin efecto la anterior prórroga y se procederá a tramitar y resolver el expediente de caducidad si no se justifica por el concesionario o quien legítimamente represente sus derechos y obligaciones el cumplimiento de las siguientes obligaciones:
Primera: el pago de sus créditos reconocidos y liquidados a los acreedores por obras o suministros hechos para la construcción de la línea, debiendo acreditarse este pago en el plazo de tres meses, a contar desde la publicación de la ley, salvo que por causas no imputables al deudor y dimanadas de la tramitación judicial que no nazca de la oposición de aquél sea imprescindible mayor plazo (…).
Segunda: La apertura a la explotación para viajeros y mercancías en el plazo de cuatro meses, desde la publicación de la ley, del trozo comprendido entre Arganda y Morata.
Tercera. La apertura, asimismo, a la explotación para viajeros y mercancías en el plazo de otros ocho meses, desde la publicación de la ley, del trozo comprendido entre Morata y Chinchón, y cuatro meses más tarde en el ramal de Morata a Orusco (…).
La Compañía, aunque incumplió por unas semanas el plazo concedido para inaugurar el tramo hasta Morata, consiguió con este decreto aliviar su incapacidad para cumplir los requisitos de la concesión y sus compromisos, pero en el futuro necesitará de nuevas prórrogas debido a que el tramo hasta Chinchón y Colmenar no se inauguró en el plazo previsto –ocho meses- y mucho menos el ramal hasta la localidad de Orusco que aún tardaría varios años en entrar en servicio.

Bibliografía:
El Ferrocarril del Tajuña y la llegada del tren a Chinchón: 1864-1902. Santiago Rodríguez Guillén. Pagina de Internet.
Anuario de Ferrocarriles. Año 1902. Enrique de la Torre. Imprenta Central de los Ferrocarriles. Madrid, 1903.
Periódicos citados en el texto.

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