miércoles, 7 de diciembre de 2016

Las calles de Morata y su denominación en el callejero (XIII)


Calle Morería (Calle que sube de las cocheras del señor a la Concepción)
En la primera relación de calles de Morata, de mediados del siglo XVIII, la que hoy conocemos como calle de la Morería era conocida como calle que sube de las cocheras del señor a la Concepción. En los documentos del catastro aparece esta denominación oficial, aunque en algunos apuntes también aparece reseñada ya calle de la Morería. En el entorno de esta calle, situada al oriente de la población y orientada de norte a sur, se describen también las calles que parten de ella: calle de Villalobos (Actual calle de Panaderos), calle de Colmenares, calle Majada y calle de la Fuente a la Cruz de Orozco (Actual calle Prim). Su denominación actual ofrece pocas dudas sobre su origen, relacionado con la presencia de musulmanes en Morata durante varios siglos.

Cuando se elaboró el Catastro de Ensenada a mediados del siglo XVIII la que hoy conocemos como calle de la Morería constituía el límite oriental del casco urbano de Morata. En los apuntes del catastro aparecen catorce propietarios con casas en la que entonces se conocía como calle que sube de las cocheras del señor a la Concepción, una de las ermitas que jalonaban los caminos de salida desde Morata a las villas vecinas, en este caso las de Arganda y Campo Real. En la obra historia de la villa de Morata de Tajuña su autor, Jesús Antonio de la Torre, nos aporta el dato de que la ermita se construyó en el siglo XVI gracias a la dotación de un censo de 12.000 maravedíes que donó una vecina de la villa, Mencía Ruíz. La denominación de ermita de Nuestra Señora de la Paz, la misma que la parroquia de Morata en aquellos años, se modificó posteriormente para pasar a la advocación de Nuestra Señora de la Concepción, bajo la que se mantuvo el culto hasta la desacralización de la ermita, posiblemente a consecuencia de las desamortizaciones religiosas que se ejecutaron ya desde finales del siglo XIII y hasta mediados del siglo XIX.
En su entorno, los documentos recogen la existencia de corrales, colmenares e incluso algún palomar, junto con las eras de pan trillar que rodeaban el casco urbano de Morata por todos los puntos cardinales. Desde esta calle y desde la plazuela de las Cocheras del señor (Actualmente plazuela de Don Santiago) también se accedía a la zona donde ya existían cuevas habitadas aunque estas construcciones no tuvieran ningún reflejo documental en el catastro.
Debió ser ya en el siglo XIX cuando la calle Morería recibe su denominación actual, sin duda relacionada con la presencia entre los vecinos de practicantes de la religión musulmana, en primer lugar tras la conquista que se inició en el siglo VIII y, al menos, hasta la expulsión de las últimas familias de moriscos asentadas en Morata.

Calle de la Morería en los años 70

Existen pocos registros documentales sobre la presencia de árabes en Morata aunque algunas citas de los propios vecinos, ya en el siglo XVI, en años posteriores a la reconquista apuntan al legado que los musulmanes dejaron en la villa y con una especial referencia al sistema de riego. En el texto elaborado por el doctor Mejía para añadirse a las Relaciones Topográficas que ordenó redactar Felipe II, el cura de la parroquia de Morata señala en el capítulo I relativo al nombre de Morata que:
(…) podría haberse llamado así según se presume se tiene por más cierto después que los moros entraron en España, porque de este nombre de Morata se llamaron algunos moros, y así consta en la historia que se escribió de la guerra de Malta, que un moro principal de la armada del turco se llamaba Morata, y así se presume que cuando los moros ganaron España algún moro habría que fuese señor de Morata, del cual tomase el nombre, y así hay fama que el riego que ahora hay en esta villa fue ordenado hecho como al presente está por los moros, más ha de cuatrocientos años, y que antes de la destrucción de España hecha por los moros hay vestigios y señales de haber sido gran ciudad, porque a la parte de oriente de la dicha villa muy cerca de ella hay ruinas de haber habido un castillo con cuatro torres de tierra (…).
En el capítulo 29 se reitera que:
(…) como arriba tiene dicho hay junto a la dicha villa a la parte del oriente de ella un castillo viejo arruinado que era de tierra.
Las referencias en este texto del siglo XVI al origen del nombre de Morata, la construcción del sistema de riego de la vega y a la existencia de un castillo de tierra al oriente del casco urbano de la villa son las que sirven de base documental a la presencia de los árabes en la villa.
En el caso de la construcción de la red de caces de la vega de Morata parece evidente su origen árabe, aunque tampoco se puede descartar que anteriormente los romanos e incluso los godos hicieran sus aportaciones a la canalización de las aguas del Tajuña. En cualquier caso sí que existen evidencias de que tras la conquista se asentaron en el entorno de lo que hoy es Morata de pequeñas comunidades de población en el territorio conocido como Marca Media que tenía como centro urbano más importante la ciudad de Toledo. Estos nuevos pobladores sin duda dejaron su impronta en la vega con la construcción de un sistema de acequias –saqiya en su idioma- y aceñas –saniya- que de alguna forma son la base sobre la que se asientan los caes actuales y también, posiblemente, los molinos y aceñas que existen o existieron en el término de Morata.
Por otra parte, la situación geográfica de la vega del Tajuña al sur del sistema central convirtió a esta comarca durante siglos en zona de frontera entre los territorios cristianos y musulmanes. Este carácter fronterizo obligó a la construcción de elementos defensivos y de vigilancia ante las frecuentes incursiones de tropas procedentes del norte. El castillo citado en las relaciones, construido en tierra, tal vez se utilizó con un propósito de defensa y vigilancia que, una vez que los reyes cristianos conquistaron y consolidaron la posesión de estas tierras y avanzaron hacia el sur perdió su utilidad y fue abandonado, lo que no impidió que sus restos arruinados aún permanecieran en el paisaje cuando se redactaron en el siglo XVI las Relaciones Topográficas.
La recuperación por parte de los reyes cristianos del territorio de influencia de la ciudad de Toledo, en el siglo XI, y el repliegue hacia el sur de la población musulmana en los siglos posteriores no debió impedir, sin embargo, que miembros de esta religión permaneciesen en la villa de Morata, seguramente agrupados en el entorno de lo que hoy conocemos como calle de la Morería. Junto a estos vecinos de origen musulmán que podrían haber permanecido en Morata, pese al avance de las tropas cristinas, tampoco es descartable que a la villa llegaran en el siglo XVI parte del contingente de moriscos del reino de Granada que fueron repartidos por el territorio castellano gobernado por el rey Felipe II. Esta población de origen morisco se dedicó, tradicionalmente, al trabajo agrícola hasta que se produjo, a comienzos del siglo XVII, el decreto de expulsión firmado por Felipe III. El 10 de julio de 1610 se firmó el documento de expulsión para las dos Castillas (previamente ya se había decretado la expulsión de los moriscos valencianos y andaluces). Desde Morata está documentado que al menos partieron cuatro familias a las que se les confiscó la mitad del dinero en metálico que consiguieron reunir antes de la expulsión.

Fuentes y bibliografía:
· Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y H. 410.
· Historia de la villa de Morata de Tajuña. Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña. Madrid, 1999.
· El botín de la expulsión. Proceso de recaudación de las mitades y tasación de los bienes raíces dejados por los moriscos de Castilla. Gil Herrera, Jorge. Chronica Nova, nº 36, 2010.




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