miércoles, 19 de julio de 2017

El Bosque de Morata, de finca de los Altamira a patrimonio vecinal (I)


Hace unas semanas publicábamos en el blog el proceso de desamortización de bienes de propiedad municipal que se produjo a lo largo de todo el siglo XIX. Unos años después, en 1889, sucedía justo lo contrario: la compra por parte del Ayuntamiento de El Bosque, propiedad del conde de Altamira y anteriormente del marquesado de Leganés, permitió incorporar este paraje al patrimonio común de los vecinos de Morata en el que aún permanece.

El primer registro documental del que disponemos y que recoge la inclusión de El Bosque en el patrimonio de la casa de Altamira en Morata aparece en los legajos del Catastro de Ensenada, elaborados a mediados del siglo XVIII. Sin embargo, esta propiedad debía de pertenecer desde muchos años antes a los propietarios del Señorío de Morata: los marqueses de Leganés, antecesores de la casa de Altamira, fueron quienes construyeron el palacio señorial a mediados del siglo XVII y se sabe que el abastecimiento de agua, para las fuentes ornamentales y la huerta, procedía de los manantiales existentes en El Bosque:
(…) según cálculo aproximado la cabida del jardín [del palacio] es de dos fanegas y seis celemines. (...) el patio o corral con una fuente pequeña inutilizada, dos cuartitos pequeños, puerta al jardín y otra que sale a la calle Cruz de Orozco, con dos puertas que salen a calle Picadero y tiene doce higueras, diez y siete granados, dos laureles, dos olivones sevillanos y una noguera, hay también tres fuentes inutilizadas de piedra de mármol, un depósito de aguas que vienen desde el Bosque y un estanque grande en el que se depositan dichas aguas para el riego (...). (Apunte de la inscripción el Registro de la Propiedad del año 1866).
Además del disfrute de las aguas de los numerosos manantiales de este paraje morateño, previamente canalizadas hasta el palacio, los marqueses de Leganés y, más tarde, los condes de Altamira aprovecharon para más usos esta finca situada en el límite del casco urbano. No sólo explotaron sus recursos agrícolas sino que también le dieron un uso de recreo como finca de caza y esparcimiento de la familia. Hay documentos, como veremos, que así lo constatan y que demuestran que, al margen de su rendimiento económico y de abastecimiento de aguas para el palacio, la práctica de la caza -tan arraigada en las familias de los nobles en esos años- también sería un motivo más para incluir El Bosque entre los bienes de los titulares del señorío.
Como se ha señalado, ya en el Catastro de Ensenada se incluye esta propiedad a la que se define como un Bosque acotado, propio del señor de esta villa, que se compone de una porción de olivos, algo de alamedas y lo demás son espartales y algunas encinas. En las Respuestas Generales del catastro también se especifica su superficie: Doscientas fanegas que tendrá el Bosque del señor de esta villa (…) que ocupa de tierra de ínfima y que su situación es entre cerros y peñascos excepto un poco que hace de cañada que serán como diez fanegas de buena calidad.
Mapa del término de Morata (año1809) en el que se identifica el Bosque de Olivos

Al tratarse de fanegas de secano –de 400 estadales o 3.756 metros cuadrados-, las doscientas fanegas equivaldrían a una superficie total, aproximada, de 75 hectáreas. En esta superficie, aparte de esos cerros y peñascos de ínfima calidad también se incluían otros cultivos más productivos y rentables para la Casa de Altamira:
(...) en la parada de El Bosque se dejaron de incluir diferentes alamedas que se hallan en las arroyadas de dicho Bosque que ocupan como siete fanegas de tierra. Y así mismo se hallan en dicho Bosque en diferentes pedazos chicos y grandes de tierra diferentes olivares que ocuparán sesenta fanegas de tierra y mil novecientas y una olivas de mediana calidad.
La inclusión de estas alamedas y olivares en el perímetro acotado de El Bosque dotaban a esta propiedad de los titulares del señorío de Morata de la posibilidad de explotar estos cultivos de su finca más extensa de las muchas que poseían en el término municipal. En esos años, los palos de las alamedas, de álamo negro, se utilizaban como materiales de construcción y para la elaboración de arados. Las siete fanegas que se contabilizaban rendían económicamente (...) de diez en diez años treinta palos y que la común estimación [valor] de cada uno es ocho reales (...).
Mayor rendimiento obtenían los marqueses de Leganés y los condes de Altamira del cultivo de las sesenta hectáreas de olivares que se localizaban en distintas parcelas de El Bosque. La existencia de estos olivares, tan próximos al casco urbano, tal vez decidió a sus propietarios a levantar un molino de aceite en la misma finca para molturar la cosecha. De este molino de aceite, existente constancia, al menos, desde 1751 y fue construido, por tanto, cuando el señorío de Morata pertenecía a los marqueses de Leganés, también tenemos noticias por el catastro:
(...) un molino aceitero propio de el señor de esta villa, inmediato a las tapias de ella como se sube para el Bosque, con su viga, piedra, trojes, balsa, almacenes y demás pertrechos, todo corriente, regulada su utilidad anual en seiscientos reales.
Este molino aceitero, cuyo tamaño y valoración era muy similar al del resto de los existentes por aquellos años en Morata –a excepción del que era propiedad de los frailes dominicos, con unas rentas anuales valoradas en 1.100 reales-, tenía la peculiaridad de ser el único situado al norte de la población, al contrario que los demás, localizados todos al sur, y siguió funcionado hasta comienzos del siglo XX, como veremos.


Fuentes y bibliografía:
  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y  H. 410.
  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio-Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
  • Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada-Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín-Bubok, 2011.
  • Archivo Histórico Nacional-Sección Nobleza-BAENA, C.222, D-41-42.
  • Archivo Histórico Nacional-Sección Nobleza-BAENA, C-354, D-453-464.
  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.

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